Arístides Quispe Lope. Peru
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Mi nombre es Arístides Quispe Lope nací en el anexo de Llamahuillca del Distrito de Quinua provincia de Huamanga, el 31 de agosto de 1956.
Mi infancia transcurrió paseando las cabras de mi padre, sobre el complejo arqueológico Wari y los pedazos de cerámicos que abundaban sobre la superficie de aquel lugar, con decoraciones de colores naturales y finos acabados. Todo lo que pude apreciar fue un tiempo después mi inspiración para realizar mis primeros trabajos de diseños en mi infancia.
Trabaje con tierra de arcilla, una tierra especial que abunda en aquel lugar y también roca de volcán, que me permitieron hacer pequeños trabajos de monolitos y figuras de animales. Me cautivo mucho más trabajar mis diseños en arcilla, porque me facilitaba la plasticidad y movimientos adecuados para mis obras.
Cuando tenía 8 años falleció mi madre dejándome al cuidado de mi padre, mi padre me ayudo a poder seguir realizando mi arte. Desconocía el proceso de modelado, pintado y quemado de la arcilla.
El señor Maurilio Lagos fue mi profesor en aquel oficio por el cual estoy muy agradecido.
Cuando tuve 13 años quedé huérfano de padre y tuve que salir de mi ciudad a las haciendas de la ciudad de Cañete y la ciudad de Pisco a trabajar en el recojo de algodón. Allí conozco a unos señores que me enseñaron a tocar la mandolina y el violín.
A los 20 años me dediqué a tejer mantas que aprendí de mi padre, pero siempre seguía realizando algunos trabajos en arcilla.
En el año 1977 me case y tuve 5 hijos, he instale mi primer taller en mi casa. Ingresé al centro capacitación artesanal y aprendí la fórmula del trabajo en arcilla, el uso de engobes naturales, la técnica del bruñido, el uso de tornos a pedal, construcción de horno artesanal a leña y el grado de temperatura que tiene que tener el horno para el quemado de la cerámica.
En el año 1983 empieza mi trabajo como ceramista. Estancando con la figura “El silbato de la huida de Egipto”. También empiezo a realizar trabajos de la cultura andina
Tinajas, y floreros en los contornos en alto relieve escenas costumbristas.
En el año 1990 tuve que salir de mi ciudad buscando otro lugar donde vivir porque mi ciudad se volvió un lugar peligro por violencias políticas.
Llegué a vivir en la ciudad de Huamanga, donde pude volver a instalar mi propio taller.
Mi tema preferido son las figuras de ángeles, mediante los ángeles represento los diferentes oficios de los campesinos, mi afición a la música y la danza me ayudaron a dar sensación de movimientos a cada una de mis obras, y el conocimiento del tejido me ayudo a dibujar con precisión la decoración de las mantas de arcilla como si fueran tejidos con hilos.



En el año 1997 semana santa en Perú, participe por primera vez en una feria y concursos de artesanías, el público quedo maravillado de mis obras.
Gane el primer puesto al mejor artesano.
En 1998 obtuve el segundo lugar en concurso regional de artesanía en cerámica.
En 1999 participe en el concurso PREMIO NACIONAL INTI RAYMI DE ARTE POPULAR, con mi obra denominada “Adiós pueblo de Ayacucho”, esta obra reflejaba la migración de los ayacuchanos del campo hacia la ciudad por motivos de conflicto armado; la composición estaba en forma del diseño” Huida a Egipto” con Jesús, María y José con esta obra Obtuve el primer lugar y reconocimiento del público nacional.
En el año 2001 fui condecorado por el Ministerio de Industria y Turismo con el grado de “Gran Amauta Nacional de la Artesanía Peruana “estos fueron los reconocimientos más significativos para mí que me motivaron a compartir mis conocimientos con niños y jóvenes. La principal característica de las figuras son el movimiento los rostros alegres y los colores ocres, mi temática es variada, pero mi prioridad es plasmar en el barro las tradiciones, mitologías, hechos sociales y cotidianos, así difundir la identidad andina para mantener viva y valorar mis raíces quechuas. Durante mi trayectoria obtuve numerosos reconocimientos y participe en exposiciones individuales y colectivas, de la misma forma continúe realizando talleres para impartir mis conocimientos a la nueva generación.

